El 25 de diciembre del año pasado nos decían que tenía cáncer.
El 31 de diciembre fue la ultima vez que me abrazo. La última vez que la escuche cantando.
Unos días antes de morir me quiso abrazar y las fuerzas no le daban. Dormí en el piso del cuarto del sanatorio para poder darle la mano toda la noche. No dormí.
E 24 de enero se me va a la madrugada. De esas madrugadas tan calurosas de Tucumán en las que el cabello se te pega al cuello por el sudor.
Después una tormenta de terror. Mi hermano llega con el calzado en la mano y empapado al velorio. Me río. Me retan. Me vuelvo a reír.
Extraño tanto sus abrazos.
Y cuando pensas que ya no quedan más lágrimas descubrís que te equivocaste terriblemente mal.
pd: entrada lacrimogena, como que me porté mal porque me dieron solo una pulcera y la ropa interior rosa de "sacrificio a la virgen"
pd: entrada lacrimogena, como que me porté mal porque me dieron solo una pulcera y la ropa interior rosa de "sacrificio a la virgen"
2 comentarios:
Oh boba por cosas como estas siempre te quiero abrazar y estamos tan lejos :(
Lo de que te reíste con tu hermano llegando tarde y todo mojado me hace acordar mucho a Diana de la saga The Luxe. Te la recomiendo pero te advierto que tiene muchos enredos amorosos en la clase alta del siglo pasado en Nueva York.
Peor hubiera sido que te regalaran un gato para que empieces tu colección... pensalo.
Que andes bien.
te abrazo desde lejos, mel. Ya vendrán navidades más llevaderas.
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